¿CUÁL ES EL PLAN QUE TENEMOS PARA NUESTRO PAÍS EN LOS PRÓXIMOS 30 AÑOS?

No parece que nuestros gobiernos tengan muy claro el futuro de México, pues mientras el mundo apuesta por la innovación como soporte de las economías, en México redujimos la inversión en ciencia y tecnología, y llevamos 18 años ocupando el último lugar en las pruebas educativas internacionales (entre miembros de la OCDE).


Para vernos aún más obsoletos, podemos sumar la decidida acción del gobierno por desestimar el uso de energías limpias, apostando al carbón como productor de electricidad (acción que va en contra de todos los protocoles internacionales del cuidado del medio ambiente), además de seguir creyendo en la perpetuidad del petróleo como combustible, cuando el mundo ya decidió migrar a otras energías, entre otros.


 


Un país que pretenda ser exitoso en el siglo XXI necesita comprometerse con la construcción de un buen sistema educativo, que fomente básicamente dos cosas: Innovación y Emprendimiento.


En México decididamente nuestro sistema educativo forma empleados, pues es muy normal que todos los egresados del nivel medio superior salgan de él sin conocer qué es un balance, qué es un estado de resultados, cómo se elabora la misión o la visión de una empresa, la manera de realizar un plan de negocios, etc., por lo que al final terminamos siendo un país que gasta más de lo que gana.


Así está prácticamente toda América Latina, formando jóvenes con visión de empelados.


Luego existen en el mundo algunos países que han visto la necesidad de formar emprendedores, y desarrollan de manera transversal en sus planes de estudio habilidades para que los estudiantes entiendan los caminos para detectar una oportunidad, organizar los recursos, y montar una empresa que los resuelva.


Pero existen unos países más avanzados, que han visto en el emprendimiento exponencial el camino para desarrollar las habilidades y las empresas que ayuden a un mayor desarrollo de sus economías.


¿Qué es el emprendimiento exponencial?


Es un camino para crear soluciones aprovechando la tecnología, impactando a millones de personas, en su mentalidad, habilidades, hábitos, redes y ecosistemas.


Explicando con detalle: En México en general formamos empleados, los egresados saben elaborar currículums y se presentan con la idea de integrarse a una empresa donde puedan trabajar. Otros países forman emprendedores. Personas que detectan oportunidades (ejemplo: veo que en mi colonia no hay restaurantes), y organiza los recursos para resolver el problema. Pero los países que forman emprendedores exponenciales llevan a sus alumnos a entender que la tecnología es una herramienta que nos conecta con el mundo entero; saben que un celular inteligente como el que casi todos usamos, es miles de veces más potente que el computador que nos llevó a la luna.


Al final, hay una gran diferencia en salir de la universidad a buscar “chamba”, a la de montar un restaurante, o a la de desarrollar una aplicación como YouTube que entre otras cosas se creó sin dinero, usando un par de tarjetas de crédito, pero que


se vendió en 18 meses a Google en 1.650 millones de dólares. Si analizamos con detalle, el impacto en la economía de cada país es muy diferente dependiendo del enfoque que le demos a la educación.


 


México tiene todo para ser una potencia educativa mundial, pero necesitamos un rumbo. Necesitamos saber que esperamos del país en los próximos 50 años. Por lo pronto, no lo tenemos claro, y mientras sigamos dejando a la educación en manos de los sindicatos y como un “botín político”, muy difícilmente lograremos que ella sea el soporte de la economía y menos aún, que impacte en el crecimiento positivo de México.

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