BUENAS Y MALAS EN EDUACIÓN

Todos sabemos que nuestro sistema educativo no pasa por el mejor momento, pues llevamos 18 años saliendo muy mal evaluados en las pruebas internacionales aplicadas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) denominadas pruebas PISA (Programme for International Student Assessment), en donde hemos salido en el último lugar de los países miembros.

En el 2018 fue su última aplicación; a finales del año anterior se presentaron los resultados y tristemente pudimos observar que no hemos avanzado, pues de nuevo ocupamos el último lugar.

Este último lugar no es algo menor, pues en el siglo XXI, donde el conocimiento es el “nuevo petróleo” de un país, contar con un mal sistema educativo, nos predispone a seguir siendo pobres.

Dentro de las malas noticias sobre educación, existe una buena nueva, y es que nuestra máxima casa de estudios mexicana, la UNAM, mejora en el ranking internacional de universidades. El ranking con mayor prestigio en el mundo es el QS World University Rankings publicado por la empresa inglesa Quacquarelli Symonds, quien presentó a nuestra UNAM en el lugar 103 del mundo, avanzado 10 lugares desde la última publicación.

Vale la pena señalar que las 10 mejores universidades del mundo según el ranking son: Instituto Tecnológico de Massachusetts, Universidad de Stanford, Harvard, Oxford, Instituto de Tecnología de California, Instituto Federal de Tecnología de Zúrich, Cambridge, University College London, Imperial College London, y la Universidad de Chicago.

En América Latina la mejor universidad fue la Pontificia Universidad Católica de Chile, seguida de la Universidad de Sao Paulo, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad de los Andes, la Universidad Estadual de Campinas, la UNAM, la Universidad de Chile, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Federal de Río de Janeiro, y la Universidad Nacional de Colombia.

Debemos entender que, si México quiere hacer frente a los retos complejos del siglo XXI, necesitamos mejorar cada vez más nuestro sistema educativo, desde el inicio hasta la educación superior.

No podemos seguir enfocados en creer que la memorización es el único objetivo de nuestro sistema educativo, pues la memoria, aunque se requiere para el aprendizaje, no puede ser el fin exclusivo. Necesitamos educar a nuestros niños y jóvenes en la innovación, en la aplicación del conocimiento, en la construcción de nuevo conocimiento. La realidad es clara, mientras Estados Unidos genera cerca de 150 mil patentes al año, Corea del Sur 90 mil, y China más de 300 mil, nuestro país solo elaboró 457 patentes en el 2018, según datos de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), esto nos muestra que no estamos entendiendo que el nuevo conocimiento es el objetivo del siglo XXI, y que los países que lo han entendido están apostando por mejorar sus sistemas educativos para ser competitivos a nivel global.

Tenemos una deuda pendiente, ojalá nuestras autoridades lo entiendan pronto, para así llevar a nuestro México al lugar que merece.

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