MENOS DINERO POR PETRÓLEO; Y LAS REMESAS: UNA TRISTE Y VERGONZOSA DEPENDENCIA

La situación para nuestro país no pinta de la mejor manera.

El petróleo, nuestro acostumbrado financiador de proyectos, ha caído a niveles preocupantes pasando de aportar el 10.8% del PIB en 2008, a menos del 6% en el 2019. Según datos del INEGI, en estos 11 años, la producción de crudo de la paraestatal cayó 36%, al pasar de 2.8 a 1.65 millones de barriles diarios.

Lamentablemente el ingreso principal de nuestra economía ahora son las remesas que nos envían nuestros connacionales que viven en el extranjero, principalmente en Estados Unidos. El envío de remesas en 2019 alcanzó los 36 mil 48 millones de dólares, mostrando un crecimiento del 7.04. Y digo “lamentablemente”, pues considero que un país como México con la riqueza que posee, su ubicación y su desarrollo, no debería depender de un ingreso que no controla, pues las remesas siempre serán un “albur” ante una negociación compleja con el vecino de norte.

Particularmente lamento los aplausos que emite el presidente de México cuando anuncia que las remesas siguen creciendo, y que a finales del 2020 podrían superar los 40 mil millones de dólares. Entiendo claramente “su alegría” por los nuevos ingresos, pero pretender gobernar a un país de esta manera, sin controlar su principal ingreso es una postura que a la postre podría llevarnos a una situación muy compleja, y peor aún, cuando decididamente le sigue apostando a invertir en la industria petrolera, que además de poco rentable por su historia de corrupción y abusos, es un recurso del que no podremos vivir por mucho tiempo, pues el petróleo y sus derivados ya van de salida en casi todo el planeta.

En la actualidad las remesas superan los ingresos por Inversión Extranjera Directa (IED) que en el 2019 fueron de 35 mil millones de dólares, los del petróleo que en el mismo año fueron de 26 mil millones de dólares, y los del turismo que fueron de 22 mil millones.

El presidente asegura que Pemex va “a resurgir”, y que llegaremos a niveles de producción de 2.69 millones de barriles diarios en 2024, cuando hoy tenemos un promedio de 1.65 millones de barriles por día.

La presidencia de México ha invertido una gran cantidad de millones en tratar de recuperar a Pemex, además de los proyectos de la nueva refinería de Dos Bocas (cerca de 180 mil millones de pesos), y los mejoramientos de otras más.

Pero seamos honestos, el mundo ha decidido no usar más petróleo, pues se ha decidido por apostar en las energías limpias, por lo que el uso del petróleo y sus derivados tiene sus días contados; así que seguir invirtiendo en Pemex quizás no sea lo suficientemente rentable que el presidente espera, además de seguir convirtiéndose en un barril sin fondo que se chupa los recursos que perfectamente se podrían llevar a inversiones mucho más estratégicas para el país, que nos aseguren un mejor desarrollo para los siguientes 50 años.

Definitivamente el presidente de México no ha entendido que se equivoca en este “capricho”, pero lo peor de la historia es que para un país en vías de desarrollo cada error de esta magnitud nos aleja de lograr crecer y mejorar la economía, y, por ende, de buscar disminuir las desigualdades entre ricos y pobres que tanto nos aquejan.

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