REPROBADOS EN INNOVACIÓN

No me cabe la menor duda de que la innovación en el siglo XXI es la clave fundamental para desarrollar a un país. Atrás quedarán las economías sustentadas en los recursos naturales no renovables y en la mano de obra barata para dar paso al desarrollo, a la creación, y a las soluciones que impacten positivamente al mundo entero; una idea exponencial.

Para entrar en esta “nueva economía”, es fundamental contar con sistemas educativos evolucionados que pasen de la evaluación de simples conceptos memorizados, a una educación centrada en la creación, logrando pasar de la educación de respuestas, a la educación de las buenas preguntas, pues para que logremos innovadores, es necesario enseñar a nuestros estudiantes a pensar, a cuestionar… en definitiva, a emocionarse con el conocimiento.

Pero ¿cómo estamos en innovación en América Latina?


Según el Ranking Global de Innovación Bloomberg 2021, de 60 países, vemos que el país más innovador es Corea del Sur (una economía que hace 5 décadas era más pequeña que la de México), seguido de Singapur, Suiza, Alemania, Suecia, Dinamarca e Israel. Un dato no menor de este estudio es que Estados Unidos ha bajado al puesto 11, lo que ha preocupado a las autoridades del vecino del norte quienes han señalado en voz de su presidente Joe Biden que invertirán $300 mil millones de dólares en un plan denominado “Innovar en Estados Unidos”.

Mientras tanto América Latina sigue rezagándose cada vez más, ocupando los últimos lugares de la lista. Brasil, el país mejor ubicado está en el lugar 46, Argentina 51, Chile 54, y nuestro México ni siquiera apareció en la lista… muy lamentable.

Lastimosamente América Latina no está entendiendo la complejidad de este nuevo siglo y la necesidad de cambiar el rumbo utilizando la ciencia y la tecnología. Mientras que Israel (con 9 millones de habitantes) invierte 4,9 por ciento de su PIB en investigación y desarrollo, Corea del sur 4,8 por ciento, Estados Unidos 2,8, y China el 2,2 por ciento, Brasil gasta el 1,2 por ciento, Argentina el 0,5 por ciento, y México el 0,3 por ciento, según datos de Banco Mundial.

La disculpa de la mayoría de los mandatarios de la región es que no hay recursos para invertir, aunque en el caso de México la decisión pareciera un deseo de retornar al pasado soportando la economía en combustibles fósiles como el petróleo y el carbón; así lo analizó Andrés Oppenheimer en su columna del Miami Herald, al señalar: “En noviembre, tras visitar una planta alimenticia, López Obrador dijo que estaba consternado de ver “todo automatizado, robots en todas partes”, y que se podrían crear “muchos más” trabajos construyendo caminos. Esa forma de pensar es una receta para el atraso, porque hace a los países cada vez menos competitivos”.

Nuestra región necesita entender que mientras no decidamos invertir en ciencia y tecnología y en sistemas educativos acordes al siglo XXI, será imposible mejorar nuestras economías y abatir las tremendas desigualdades entre ricos y pobres que tenemos, pues teniendo estados pocos productivos los recursos que se regalan a los más necesitados terminarán por agotarse, lo que seguramente complicará la situación de la región. Es momento aún de cambiar el rumbo y llevar a América Latina al lugar que merece por su tamaño, ubicación, diversidad, y la juventud de su gente.



rectoria@ucuauhtemoc.edu.mx

Comentarios

Entradas populares