CADA DÍA MENOS MOVILIDAD SOCIAL

Dice el presidente Andrés Manuel López Obrador que la historia de Xóchitl Gálvez Ruiz sobre su origen indígena y su exigente esfuerzo para convertirse en una gran empresaria es falsa… como diciendo que eso en México, no pasa.

Según el Centro de Estudios Espinosa Yglesias la movilidad social es el cambio en la condición socioeconómica de las personas. Dicho cambio puede implicar mejoras o retrocesos en riqueza, educación, ocupación, ingresos, salud, entre otras dimensiones sociales y económicas. La movilidad social refleja el nivel de igualdad de oportunidades entre la población: a mayor igualdad de oportunidades, mayor movilidad social.

Tristemente debo aceptar que la movilidad social en México cada día es menor. Según el informe de Movilidad Social en México, el 49% de las personas que nacen en los hogares del grupo más bajo de la escala social se quedan ahí toda su vida. 

En México hay ciertos aspectos que incrementan la baja movilidad social, estos son: ser mujer, tener tono de piel obscura, nacer y crecer en la región sur del país, crecer en un hogar de bajo nivel socioeconómico, tener padres con bajo nivel educativo, tener un padre que haya trabajado en el sector informal, haber trabajado durante la infancia, contar con educación primaria pública vespertina, tener un primer trabajo en el sector informal, y no contar con acceso a servicios de cuidado infantil. Como vemos, en nuestro país no es cuestión de echarle ganas, levantarse temprano, trabajar más, pues existen muchas variables que “atrapan” a la población a quedarse en la pobreza. El tema se complica aún más para las mujeres, pues si una mujer nace en condición de pobreza, tiene todavía menos probabilidades que un hombre para salir de ella.  El sur del país también es un detonante de más pobreza, pues 86 de cada 100 mexicanos que viven en el sur del país, no logran salir de pobres en toda su vida, mientras que en el norte son 54 de cada 100.

México tiene un grave problema de movilidad social que debemos resolver pronto, púes tristemente ante la falta de oportunidades y de mejora, el migrar a Estados Unidos y el narcotráfico se convierten en salidas rápidas para nuestra población vulnerable; ambas con consecuencias terribles para nuestra sociedad, pues la primera, divide familias y acrecienta dolores al llegar a un país que no los recibe bien, y la segunda, nos aumenta el derramamiento de sangre.

Nuestro México debe promover mejores políticas públicas que nivelen las oportunidades de la sociedad y para ello la educación se convierte en el arma más importante para lograrlo; pero ahí esta el otro problema, pues en México la educación es un “botín político”, o un espacio de adoctrinamiento, como lo hemos visto recientemente. Nadie ha visto a la educación mexicana como el motor de la economía, y eso es tremendamente dañino para el país.

México necesita deslindar la educación de sus políticos, pues esta es tan importante y estratégica, que es un pena dejarla únicamente en manos de los gobernantes. La educación de calidad debe surgir de lo que busca México en el mediano y largo plazo, y para ello deben participar las familias, los empresarios y el gobierno a fin de sentar las bases para el México del siglo XXI. Mientras esto no pase, México seguirá pobre, y quizás más pobre, pues las complejidades del  siglo XXI aumentarán mucho más esta brecha de desigualdad.


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