EL MAESTRO: PIEZA CLAVE

El nuevo petróleo del siglo XXI es el conocimiento, así que la educación toma un valor trascendental para las economías de los países. Es definitivo, un país con un mal sistema educativo esta condenado a ser pobre en estos tiempos.
México invierte poco más del 5% del PIB (Producto Interno Bruto) en educación, cifra menor a la que invierten Brasil, Chile y Colombia.
Lo interesante del presupuesto es que el 85% se va a nómina de los maestros, y lo restante a becas, infraestructura y material educativo, entre otros.
Somos el país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que más dinero destina a la remuneración de sus docentes, lo que pareciera paradójico, al conocer nuestros preocupantes resultados académicos al compararnos con el resto del mundo.

Desde mi particular uno de vista, para que el sistema educativo funcione de manera adecuada, debemos garantizar:
  • Que todo el sistema tenga un enfoque hacia la innovación.
  • Que podamos garantizar una buena alimentación para nuestros alumnos.
  • Que los padres de familia estén comprometidos y sean participativos durante el proceso educativo. Con la modificación al artículo 31 constitucional ya es ley, ahora debemos hacerlo realidad.
  • Que el sistema educativo logre particularizar las habilidades de cada estudiante para potenciarlas y desarrollar otras, a fin de construir sus propios planes de vida.
  • Que se cuente con una infraestructura funcional y equipada con internet de alta velocidad y equipos de cómputo.
  • Que los docentes estén CAPACITADOS Y COMPROMETIDOS con su vocación.
Quisiera profundizar en este último aspecto: Docentes.
Una pieza fundamental en el proceso son los docentes, quienes deben evolucionar pasando de ser los “sabelotodo”, a guías que caminen de la mano de los alumnos, para juntos construir el conocimiento.
Según la pedagoga y especialista en inteligencia emocional Mar Romera, el docente del siglo XXI debe reunir los siguientes atributos:
“Para empezar el profesor debería tener una formación inicial importante que le haga plantearse si de verdad esta es su profesión o no. El docente del siglo XXI tiene que ser un docente culto, una persona que lee mucho, que domina los medios de comunicación, que va al cine, que escucha música, que va al teatro, que viaja, que prueba todo tipo de comidas… Alguien con una mente abierta y permeable, porque eso es lo que el alumnado tiene que aprender. Y por otra parte tiene que ser alguien que conozca la historia de la pedagogía, de la educación, de los avances científicos en la materia. Hay que formarse mucho psicopedagógicamente, no dejar de estudiar y de prepararse nunca, ya que esta profesión requiere de una transformación y de una evolución personal continua. De la misma manera tiene que ser alguien que crezca en habilidades intrapersonales como el autocontrol, el autoconocimiento, la autodisciplina, la autoevaluación, la reflexión… Todo esto es una parte fundamental en un ser humano que está expuesto a que lo aprendan otros niños para los que va a ser su referente. Y lo mismo con las habilidades de comunicación como la capacidad de escucha, de mediación, de resolución de conflictos, de resiliencia… todo aquello que le lleva a ser un agente transformador del núcleo social en el que trabaja. La escuela del siglo XXI, no es la que enseña, sino la que aprende, la que escucha, la que respeta y la que permite que los niños y niñas sean agentes de cambio en el futuro.”

México necesita urgentemente dar un giro radical en su sistema educativo, y los maestros son piezas clave en la construcción de este nuevo educando que necesitamos para llevar a México al lugar que merece.

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