COMENTARIOS EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Quizás todo o mucho esté escrito sobre esta pandemia que nos está obligando a cambiar nuestros procesos y rutinas.

Para quienes nos dedicamos a la educación, el reto fue maravilloso, pues en el caso de la Universidad Cuauhtémoc de Aguascalientes, tuvimos que migrar a nuestras plataformas digitales a cerca de 8000 personas entre maestros, alumnos y personal administrativo en un par de días. Un reto que además de genial, nos sirvió para constatar la gran capacidad que tiene nuestra universidad.

Mucho escuchamos y leemos de las consecuencias que al final tendrá esta enfermedad mundial: que el capitalismo neoliberal se acabará, que seremos mejores seres humanos, que saldremos renacidos de esta, que las estampitas del presidente de México “protegen” contra el virus, que el gel antibacterial “no sirve”, que Lysol ya sabía del coronavirus desde años atrás, que los remedios caseros sí funcionan, que los cubre bocas no sirven (ojo: en China aseguran que son muy útiles), etc., etc., miles de conjeturas, verdades, mentiras a medias, suposiciones; pero al final, las redes sociales nos han convertido en sus transmisores instantáneos de noticias, verdaderas o falsas (algo que en su momento habrá que reflexionar).

Analizando un poco más la situación, vemos que el virus se ha estado manejando por los gobiernos de manera muy diferente en Asia y en Europa. Mientras China esta cada día más cerca de salir del tema, Italia y España ya no saben como controlar la situación. Quizás esto esté sucediendo por el orden que tiene la cultura asiática en cuanto al cumplimiento de normas y por el respeto que tienen hacia sus autoridades, como diría el filósofo surcoreano Byung-Chul Han: “estados asiáticos como Japón, Corea, China, Hong Kong, Taiwán, o Singapur, tienen una mentalidad autoritaria, que les viene de su tradición cultural (confucianismo). Las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa”. Y es que en Europa ha sido diferente, las medidas no se tomaron en tiempo y forma, las personas seguían conviviendo en lugares públicos, pensando que esta era una enfermedad únicamente peligrosa para los viejitos, y que difícilmente una simple “gripa” los iba a dañar.

China ha sido un gran ejemplo para el mundo, con más de 200 millones de cámaras con reconocimiento facial (que incluso miden la temperatura de las personas) puesta al servicio de la seguridad y la salud del país, pueden monitorear cada movimiento de sus ciudadanos, con el fin de sancionar a quien no respeten las normas; una medida casi imposible para occidente. “Al parecer el big data resulta más eficaz para combatir el virus que los absurdos cierres de fronteras que en estos momentos se están efectuando en Europa”, comenta Byung-Chul Han.

Mi opinión: En este proceso nos haremos más creativos, recursivos, decididos (a la escritura de esta editorial, varios estudiantes de Medicina de la Universidad Cuauhtémoc se están sumando a un proyecto mundial para la creación de mascarillas y respiradores artificiales usando impresión en 3D). Pero cuando esto pase, seguramente olvidaremos las lecciones y volveremos a la contaminación habitual, a olvidarnos del otro, de esos 1100 millones que cada día pasan hambre en el mundo. Volveremos a nuestra carrera contra el tiempo por acumular y acumular; porque estoy seguro de que, el cambio debe salir de un proceso de reflexión consiente de lo que estamos haciendo mal con el planeta, y no del miedo que hoy nos obliga a estar confinados sin nuestras rutinas.

¿Cómo lograr estar reflexión consciente?

El saber estar y lidiar con nosotros mismos en este aislamiento debe ser el primer paso, permitirnos reflexionar que hemos hecho bien y que no hemos hecho tan bien, llegar a un estado de alerta que nos permita detectar de manera consciente las tareas de nuestra vida diaria, para así aprovechar cualquier acontecimiento a nuestro alrededor que contenga un mensaje, una enseñanza o una sabiduría que nos oriente en un proceso de crecimiento interior y dar lectura a nuestro entorno.

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