¿POR QUÉ NOS ESTAMOS EQUIVOCANDO TANTO?

Iniciando los 90´s me tocó vivir en la que era considerada como la ciudad más peligrosa del mundo: Medellín. Pablo Escobar, ese famoso narcotraficante tenía de cabeza no sólo a Medellín, sino a Colombia entera.

En ese país, casi todos los jóvenes que egresábamos de la preparatoria, debíamos ir al ejército por un año; una medida que seguramente buscaba ampliar el pie de fuerza para enfrentar los problemas que se tenían en contra del narcotráfico y de la guerrilla.

Recuerdo con profunda tristeza como se anunciaba en todos lados que Pablo Escobar pagaba 1 millón de pesos colombianos (cerca de 5000 pesos mexicanos) por cada policía o militar que mataran los sicarios a su servicio… increíble. Pero la realidad, es mi vida tuvo precio en esos momentos.

 

Ya estando en el ejército, y durante mi periodo de instrucción, recuerdo que una mañana se me ordenó llevar el desayuno a un preso del calabozo. Nunca lo había hecho, así que no conocía este lugar. Al llegar a el, encontré un espacio oscuro, pintado completamente de negro, de unos 24 metros cuadrados, con 3 celdas y sin baño. Únicamente había una coladera con una llave, donde los presos se bañaban y hacían sus necesidades.

Del fondo de este lugar salió un niño, con una cara sonriente que me miró y me dijo: “ya tenía hambre”. Me quedé perplejo al verlo, pues no entendía como un niño de aproximadamente 14 años (la edad que hoy tiene mi hijo), podría estar en ese lugar.

Al salir de allí me encontré con un capitán que seriamente me dijo: “No te fíes, ya asesinó a 15 personas” … ufff, completamente dramático.

Pablo Escobar logró destruir tanto a la sociedad colombiana, que llevó a que los niños que deberían estar jugando y estudiando, se convirtieran en asesinos a su servicio; un legado de terror que ha llevado varias décadas de arduo trabajo, tratar de cambiar. Debo decir, que lo han hecho bien, pues hace un par de años Medellín fue galardonada como la ciudad más innovadora del mundo, reconocimiento que logró, superando a New York y a Tel Aviv.

Nuestro México ha estado viviendo en los últimos años situaciones bastante complejas que han llevado a un gran deterioro de la sociedad. Hace no mucho tiempo, Edgar “N”, un niño de 14 años confesó haber asesinado y descuartizado a varias personas. Según El universal, este niño fue detectado por las autoridades, porque compartía en redes sociales, fotos con droga y armas de grueso calibre.

El “niño sicario”, como fue apodado, narró que desde los 11 años comenzó a ejecutar a sus enemigos por órdenes de su patrón.

¿Qué hemos hecho tan mal para llegar a esto?, ¿Por qué un niño que debería estar en la escuela, desde sus 11 años se dedica a matar?

Debemos ser claros, nos estamos equivocando, y mucho; pero quisiera señalar algunos puntos que considero son la raíz del problema:

- Sistema educativo. Mientras no mejoremos la educación, será muy difícil que nuestros niños adquieran las habilidades para el siglo XXI. Ese sistema centrado en la memorización nos llevará a más pobreza en las siguientes décadas.

- Mientras nuestros niños de México no tengan acceso a tecnología básica (computadoras e internet), será muy complicado que puedan comprender el mundo en el siglo XXI y sus posibilidades. Creo que ha sido una completa falta de visión y de solidaridad, el que nuestros niños no cuenten con estas herramientas.

- La desigualdad en nuestro país entre ricos y pobres ya está llegando a niveles insostenibles. El camino no es crear un gobierno de izquierda, por supuesto, pero habrá que explorar lo que se denomina: Capitalismo Sostenible. Crezcamos, pero haciendo crecer a los demás.

Podría seguir enlistando acciones y situaciones, pero lo más importante es que nos duela el dolor de México, pues una sociedad que pierde la capacidad de sentir el dolor del otro está perdida. Necesitamos juntos construir el lugar donde todos soñamos vivir.

Comentarios

Entradas populares