¿SEREMOS UN PAÍS MANTENIDO Y POBRE EN EL SIGLO XXI?

Al cierre del 2020 México tuvo un ingreso de 40 mil 607 millones de dólares con respecto a las remesas que nos envían nuestros connacionales que viven en Estados Unidos, lo que representó un incremento del 11% con respecto al año anterior. Tristemente, seguimos siendo un México sostenido por nuestros pobres compatriotas que viven en un lugar donde se les discrimina, señala y desprecia. Es lamentable y triste que las remesas sigan siendo el principal ingreso de México, cuando tenemos TODO para tener una economía que fluya de la mejor manera dando oportunidades a todos.


Dentro de esa cantidad enviada desde el vecino del norte, Aguascalientes recibió 540 mdd (1.48 millones de dólares por día), 15% más, que en 2019.


Según datos de la ONU, el 75% de lo recibido de remesas, las familias lo usan para cubrir sus necesidades básicas, y el restante, en otros rubros.


 


¿Por qué no avanzamos teniendo TODO para hacerlo?


México ha enfocado muy mal sus fuerzas para enfrentar con éxito económico y social, el siglo XXI. Nuestro sistema educativo no funciona para lo que se requiere en la actualidad, y la dependencia de su economía de la mano de obra barata y de los recursos naturales, nos hacen sumamente frágiles en un planeta donde el nuevo petróleo se denomina: CONOCIMIENTO.


Como bien comenta Andrés Oppenheimer en su columna del 13 de febrero: “La innovación es un factor clave para predecir el futuro económico de los países. Cada


vez más, vivimos en una economía postindustrial basada en el conocimiento, en la que los nuevos inventos y la propiedad intelectual producen mucha más riqueza que el trabajo manual o las materias primas”.


 


En el índice mundial de innovación 2020 (elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), Suiza ocupó el primer lugar, seguido de Suecia, Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca, Finlandia, Singapur, Alemania y República de Corea. El país de América Latina mejor ubicado fue Chile en el lugar 51, y luego México en el 52.


 


Lastimosamente México, y quizás toda América Latina, no han entendido que la inversión en ciencia y tecnología en fundamental en este siglo, y que esta inversión debe estar acompañada de un sistema educativo que olvide la memorización y se centre en la innovación.


Israel, un país pequeño que se ha enfrentado a grandes retos en su corta historia, invierte el 4.9% de su PIB en investigación y desarrollo, Corea del Sur, el 4,8%, Estados Unidos, el 2,8% y China, el 2,2%. En América Latina Brasil invierte el 1,2%, Argentina, el 0,5%, y México, el 0,3%, según datos del Banco Mundial.


 


Mientras sigamos pretendiendo vivir del petróleo, las remesas, y la mano de obra barata, nuestro país estará enfrentando graves problemas en el siglo XXI, únicamente un cambio radical de 180 grados nos ubicará en el lugar que nuestro país merece, y para lograrlo, la educación en invocación, y la inversión decidida en investigación y desarrollo, serían los soportes fundamentales, pero lo triste de la


historia, es que ambos rubros no aparecen aún en la agenda del actual presidente de México.

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