S.O.S. AMÉRICA LATINA – PARTE 2 - ESPERANZA

 Como escribía la semana anterior, nuestra región se encuentra en problemas; el resumen fue: estamos en triple shock: sanitario, económico e institucional.



Seamos claros, América Latina sigue viviendo de la inversión extranjera (por mano de obra barata) y de los recursos naturales, pero ante la inestabilidad política y la violencia de la región, muchos inversionistas optan por otros destinos. Según Jorge Carey de CEIUC, “las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), proyecta que la Inversión Extranjera Directa disminuiría a la mitad en 2020, con respecto a los US$164 mil millones recibidos en 2019. Las empresas de Latino América evaluaron la disminución de sus ganancias para 2020 en más de un 50%, más que las empresas de otras regiones”.

El tema es complicado, tanto así que algunos futuristas han comenzado a nombrar a América Latina como la nueva África del siglo XXI, basados en las tremendas desigualdades y en el aumento de la pobreza en la región.

No me queda la menor duda de que el camino que tenemos es el de obligarnos a un giro de 180 grados en nuestras economías, volcándonos a desarrollar sistemas educativos mucho más acordes a las necesidades del siglo XXI; tenemos que formar mentalidad emprendedora entre nuestros jóvenes, inculcando la innovación como objetivo de las diferentes currículas académicas.

El tema con una buena parte de los mayores emprendedores de la región es que lograron sus fortunas con una mentalidad de acumulación, olvidando que un empresario también tiene la obligación, más allá de dar trabajos, de lograr que su entorno crezca y mejore sus condiciones, a esto le denominamos: Emprendimiento Sostenible.

Este tipo de emprendimiento se sustenta en 3 aspectos, el primero es el relacionado a que la empresa mejore las condiciones sociales del lugar donde se ubique; la segunda, es que la empresa logre mejorar la economía del lugar; y el tercer aspecto es el relacionado al cuidado que esta empresa tenga con el medio ambiente. Muy pocos de los más grandes empresarios (empresas tradicionales) de América Latina logran empresas sostenibles, pues a finales del siglo XIX o inicios del XX cuando desarrollaron sus empresas, la mentalidad era la de acumular riqueza al costo que fuera, incluso pasando por encima de los derechos de los trabajadores, el cuidado del medio ambiente, el cumplimiento de los impuestos, etc., etc.

Este concepto de Emprendimiento Sostenible es el que justamente debemos inculcar en nuestros jóvenes, con el fin de desarrollar economías que mejoren las condiciones de la población.

Hace unos días leí con mucha alegría que el banquero colombiano David Vélez, CEO y fundador de Nubank una de las empresas unicornio (empresa que levanta más de 1.000 millones de dólares de capital) fundada en Brasil, ha decidido invertir parte de su fortuna (5.200 millones de dólares) en una iniciativa que ayude a las familias pobres de América Latina a tener más oportunidades de crecer y desarrollarse plenamente. Al respecto, Vélez comento: “Hay un límite en la cantidad de dinero que alguien puede gastar y, creemos que después de cierto punto, la riqueza adicional no trae felicidad ni utilidad adicionales”. Maravilloso.

Hoy más que nunca nuestra región necesita desarrollar mentes emprendedoras con una visión de compromiso diferente, pues nuestra América Latina merece mucho más que la pobreza y la desigualdad a la que nos estamos acostumbrado.

rectoria@ucuauhtemoc.edu.mx

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