LOS ALFA, UNA GENERACIÓN RETADORA

 Generación T, táctil (Touch), tecnológica (Tech), o más comúnmente llamada “alfa”, es la generación de quienes nacieron a partir del 2010, y que seguramente estarán entrando a la Universidad entre 2027 y 2030. Esta es una generación que nos presenta un desafío enorme a quienes nos dedicamos a la educación.

El reto que hoy tenemos en la educación básica inicia entendiendo que impartimos clases con docentes nacidos en el siglo XX a niños completamente estimulados por la tecnología, y donde la inmediatez en todo es el común denominador. Un mail, por ejemplo, es un canal muy lento para ellos, por eso los mensajes instantáneos son la manera de comunicarse; si bien es un reto enorme tenerlos en la educación básica, será un reto aún mayor para las universidades pues requeriremos de un proceso pedagógico que sea acorde a sus necesidades, “estarán en tareas profesionales para puestos de trabajo no creados aún. Todo un desafío que requiere: innovación tecnológica + innovación didáctico-pedagógica (Cataldi y Dominighini 2021)”.

Si la información se obtiene oprimiendo una tecla, o preguntándole a un teléfono… ¿para qué ir a la escuela? Allí radica el tremendo desafío de los sistemas educativos quienes deberán enfocar la formación en la utilización de esa información para la construcción de nuevo conocimiento, pasando de una educación centrada en la memorización (como la tenemos en México), a una centrada en la innovación.

Dicen Cataldi y Dominighini en su artículo Desafíos en la Educación Universitaria para el 2030: “Los niños alfa nacieron con un celular, una tablet o una computadora en la mano y están acostumbrados al incesante bombardeo de información y contenidos. Aprendieron lo bueno y lo malo de internet, pero desde su propia experiencia. Son niños y jóvenes que publicaron una foto y se volvieron virales sin haberlo pensado”.

Más allá de preocuparnos porque supuestamente en esta generación la gran mayoría quieren ser “youtuber”, necesitamos entender que es una generación que entiende el mundo diferente, piensa diferente y aprende diferente. Para ellos hasta un videojuego es un gran “educador”, y no están tan equivocados, pues videojuegos como Minecraft, por poner un simple ejemplo, se convierte en una herramienta maravillosa para enseñar la tridimensionalidad.

Para la consultora británica Fast Future Research, las carreras que surgirán en las próximas décadas serán: fabricantes de partes corporales; especialistas en aumento de memoria; pilotos especializados, arquitectos y guías de viajes espaciales; administradores y consultores de bienestar para personas mayores; productores de cultivos y ganado genéticamente modificado; oficiales de cuarentena; agricultores verticales, entre otros.

La creatividad y la inteligencia social son habilidades que aún no podemos automatizar, pero además, la educación del futuro (profesores y padres de familia) deberán desarrollar: la capacidad de aprender a descubrir la mejor de las soluciones propuestas, desarrollar la creatividad como modo de vida, la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la toma de decisiones, la capacidad de relacionarse con otros, el trabajo colaborativo, las habilidades de negociación, la comunicación eficaz, la inteligencia emocional, y la capacidad de servir a los demás (Penzo Llenas, 2018).

Al final, yo agregaría el emprendimiento, como la habilidad de detectar oportunidades y organizar los recursos necesarios para resolverla.

Un gran reto tenemos en las siguientes décadas los educadores, y seguramente el primer paso será el de aceptar que, si bien las bases de la educación deben ser fuertes y similares a las que recibimos, hoy formaremos niños diferentes, para una sociedad completamente diferente, que vivirán en un mundo que aún no conocemos.

 

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