NUESTRA REALIDAD ECONÓMICA
El panorama económico de nuestro país parece complicado después de lo vivido a inicios de la pandemia y a la decidida apuesta del presidente de la república a seguir dependiendo del petróleo como soporte de la economía.
Las inversiones han mostrado un panorama alentador, pues México fue el noveno país del mundo en recibir mas inversiones extranjeras en 2020 presentando una significativa mejoría con respecto al lugar catorce que ocupamos en 2019. Este es un dato no menor, cuando vemos que países importantes como Brasil redujeron sus inversiones extranjeras directas en 60%, y Estados Unidos, en 40%.
México se comportó inteligentemente en el manejo económico durante 2019 y 2020, además recibimos un record histórico de remesas en 2020, superando los 40 mil millones de dólares.
Si bien el comportamiento económico ha sido bastante aceptable, debemos estar conscientes de que pasando la pandemia los países tratarán de volver a sus inercias económicas tradicionales; normalmente centrando sus ingresos en la innovación, por lo que nuestra dependencia en el petróleo y en la manufactura de mano de obra económica, puede ser complicada en los siguientes años. La realidad es que el petróleo y en especial, la gasolina, irán desapareciendo como principal combustible del planeta, que, sumado a la robotización de gran parte de los procesos manufactureros, podrían ponernos en aprietos para sostener en el mediano plazo, la economía mexicana.
Ante un panorama económico a largo plazo que no está muy claro, nuestro tercer ingreso, el turismo, que genera el 6% del empleo y cerca del 9% del PIB nacional, se convierte en una gran posibilidad para la economía de México.
Si bien el turismo fue uno de los giros más golpeados en la pandemia, la decisión del presidente sobre no cerrar las fronteras fue un gran alivio para millones de mexicanos que dependen del giro para subsistir.
Seamos honestos, frente a una globalización de la innovación donde las economías están apostando en la Cuarta Revolución Industrial a la programación, a la inteligencia artificial, a las redes neuronales, y al internet de las cosas, entre otros, nuestro país aún no cuenta con las herramientas necesarias para incrustarse en este grupo de países que han visto en la generación de nuevo conocimiento, al “petróleo del siglo XXI”. México aún no entiende la importancia de mejorar sus inversiones en ciencia y tecnología, además de la necesidad de contar con un sistema educativo enfocado en la innovación y no en la memorización, por lo que optar por desarrollar a gran escala al turismo como soporte de nuestra economía se convierte en la opción inmediata que tenemos para garantizar nuestro crecimiento, desarrollo, y abatir la desigualdad entre pobreza y riqueza que tanto afecta a nuestro país.
Para lograr este sueño, México necesita resolver dos cosas principalmente: la primera, es garantizar que la conectividad del país sea adecuada; más y mejores carreteras, contar con más aerolíneas de bajo costo, desarrollar aeropuertos más eficientes y en más destinos, instalar trenes de alta velocidad, entre otros. Y la segunda acción, es lograr seguridad en nuestro país; quizás el compromiso más difícil, viendo nuestra cruda realidad. Mientras México no resuelva este problema, será muy complicado convertirnos en uno de los principales destinos mundiales; y es lastimoso, pues contamos con exuberantes maravillas que el mundo entero quisiera conocer. Un gran reto para nuestros gobernantes es el garantizar la seguridad, pero de lograrlo, podríamos ver en el turismo el soporte económico de las siguientes décadas.
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