¿CÓMO LOGRAR EL ÉXITO?

Muchos años me tardé en definir lo que para mí significa el éxito. Hoy creo que el éxito se alcanza cuando una persona es capaz de conectar mente y corazón en cada una de las acciones que realiza. El éxito se logra conectando mente y corazón en el pragmatismo de las decisiones comunes que nos ayudan a crecer, pero también en la sensibilidad que nos lleva a soñar con la construcción de un México y un mundo mejores. 

Todos quisiéramos tener una lista de acciones para ser exitosos; la realidad es que cada uno puede construir la suya, aunque particularmente creo que hay algunas cosas fundamentales que debemos reconocer para actuar de manera exitosa. La primera actividad que tenemos que lograr hacia la construcción del éxito es generar equilibro en nuestras vidas. Para mí el equilibrio significa una relación balanceada entre lo que hago para sobrevivir (mi trabajo), entre mi familia y los hobbies, y el tiempo de descanso. Cuando descubrí que el día lo podríamos dividir en tres partes iguales, mi vida cambió, fui más feliz, y me volví tremendamente eficiente; dormir ocho horas para poder tener fuerzas para cada día, entender que la familia necesita un espacio para construirse y ayudarse, y también entender que el ser humano necesita su propio espacio, son elementos fundamentales que nos llevan a vivir de una mejor manera. 

Creo que en esa lista personal de acciones para lograr el éxito debería estar al inicio el alcanzar a ser capaces de sentir “dolor” de nuestro entorno desfavorecido. Si a nosotros no nos duele México, no nos duele su pobreza, su desigualdad, la corrupción, la impunidad, estaremos completamente perdidos. Nuestros hijos en formación deben sentir tristeza por el compañero de escuela que sufre porque sus papás se divorciaron. Tenemos educar a nuestros hijos para que sean capaces de regalar una sonrisa a los inmigrantes centroamericanos de los semáforos. Creo que la mejor manera de empezar el camino al éxito es sin duda sentir amor y respeto, y para eso debemos ser capaces de sentirnos privilegiados. Tristemente nos hemos vuelto al país del irrespeto; el irrespeto a las leyes, a las autoridades… no somos capaces de respetar los lugares para personas con capacidades diferentes en los estacionamientos, no somos capaces de cederle el paso a alguien que va caminando o en bicicleta, no somos capaces de respetar las mínimas leyes como las viales. Tenemos que luchar por construir un país desde las normas, desde el respeto, desde la construcción de códigos de convivencia que nos ayuden a desarrollarnos.

Para construir una vida de éxito necesitamos entender que ya no se vale lograr objetivos económicos personales a costa de todo. Como empresarios no podemos seguir haciendo dinero a costa y no pagar impuestos con la disculpa de que el gobierno se los roba, y no podemos dejar de pagar el seguro social diciendo que no vale la pena, porque no funciona; no podemos destruir el medio ambiente con la disculpa de que nadie se da cuenta.

Hoy más que nunca tenemos que ser solidarios para la construcción de un México menos desigual. Nuestro México hoy sobrepasa los 70 millones de personas con algún grado de pobreza. Tenemos que ser sensibles, pues quienes tuvimos la posibilidad de estudiar en una universidad somos tremendamente privilegiados, pues en México de cada 10 niños que entran a un kínder, sólo 1.2 termina una carrera universitaria. 

Para ser exitosos como personas y como país tenemos la obligación de romper paradigmas tan dolorosos como el de que “quien no tranza no avanza” o como el de que “hay que ponerse la del Puebla”; a nuestros hijos hay que enseñarles que la integridad, el respeto, y la honestidad son los valores claves para construir una sociedad moderna y una sociedad mucho más equitativa.


Para lograr éxito personal y social, tendríamos que desenojarnos, pues somos una sociedad molesta, llegamos a nuestra casa, molestos; a nuestro trabajo, molestos; a nuestra empresa, molestos… somos una sociedad enojada, asustada, miedosa, que ataca para defenderse, y eso es quizás el mayor problema que tenemos para construir un país diferente, pues el enojo nos aleja de la sensibilidad y de la responsabilidad con los demás. 

Al final, debemos sentirnos bendecidos, siendo capaces de reír, de disfrutar nuestra mexicanidad, de ser conscientes de la bendición de país que tenemos, de la cultura, de la gastronomía, de la hermosura de nuestro color… solo amando a México, y a su gente, podremos soñar con la construcción del país donde todos queremos vivir. 


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