ESTAMOS NORMALIZANDO LA VIOLENCIA

“Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”

Benito Pablo Juárez García 

Somos un país violento, no cabe la menor duda; entre las presidencias de Felipe Calderón y Enrique Peña, acumulamos más de 300 mil muertes violentas, y en lo que va con AMLO, ya rebasamos las 137 mil muertes. Vivimos violencia de todo tipo. La intrafamiliar también ha crecido de manera alarmante en varios estados del país. Manejamos enojados, llegamos al trabajo enojados, vivimos enojados en casa, no somos capaces de respetar las normas de tránsito, nos enoja ceder el paso a los peatones, y nos molesta que alguien ocupe espacio de la vía en una bicicleta. El civismo, ese gran valor que desarrollaban nuestros abuelos, lo hemos ido perdiendo frente a la pasividad de una sociedad ensimismada que cada día busca únicamente su individualidad olvidando que la colectividad es la que nos hace fuertes.

Hace unos días México vivió un bochornoso acto durante una sesión en la Organización de los Estados Americanos (OEA) donde se discutía el presupuesto de dicha organización. Nuestra embajadora Luz Helena Baños protagonizó una rabieta para oponerse al techo presupuestal de la OEA. Tras acusar al pleno señalando que se cometía una “ilegalidad” y que se actuaba contra “la ética y la moral”, Baños comenzó a gritar, se puso de pie y, cuando el presidente de turno del Consejo Permanente, el embajador de Uruguay, Washington Abdala, le pidió que se sentara, respondió furiosa: “No me voy a sentar”.

La política mexicana que ha sido Directora de Publicaciones Educativas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) (que en este acto se olvidó su “educación”), además de directora general adjunta de Cooperación Educativa y Cultural en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), encargada de medios de la Embajada de México en Panamá, agregada cultural de la Embajada de México en El Salvador, Cónsul en Miami, además de otros cargos internacionales de representación de nuestro país en diferentes partes del mundo.

En 2021 Baños había propiciado otro disgusto cuando acusó abiertamente al secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, de haber “dañado profundamente” a este organismo.

Debemos ser honestos, la violencia es violencia, y no depende de su intensidad para definirse como violencia. Nuestro país debe comportarse a la altura de su tamaño, su historia, su cultura y tradiciones. México es un país de paz, y el presidente López Obrador lo ha señalado innumerables veces, por lo que las desatinadas acciones de la embajadora nos dejan un pésimo sabor de boca frente a los países que son nuestros hermanos. Por supuesto que un funcionario puede inconformarse ante alguna decisión estratégica, pero el camino de comportarse fuera de los protocolos establecidos es una muestra de falta de control político y de una pésima inteligencia emocional de la funcionaria. 

Creo que este acto no debería quedar como una noticia más, pues México no se puede convertir en el país de la discordia y menos en el país que irrespete los organismos que dan legitimidad a las relaciones internacionales.

principal@globaluniversity.edu.mx


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